Escribo esto desde mi confinamiento en casa, en plena crisis del Coronavirus de 2020, en medio del estado de alarma decretado por el Gobierno.
Nuestros clientes se han quedado en casa, muchos; otros son empresas básicas y no han podido hacerlo y tienen que seguir asistiendo físicamente a sus negocios.
Javier, uno de los que se han quedado en casa, es un editor gráfico y puede teletrabajar: en casa tiene un ordenador y desde allí puede seguir haciendo sus tareas. El bajo que es tienda y taller al mismo tiempo, se ha quedado cerrado. Tiene una persiana motorizada y una puerta de acceso tipo portal, que se abre con un pulsador. Ambas puertas las tiene conectadas a nuestro sistema de apertura inteligente: puede abrir las dos desde el teléfono móvil a distancia.
Ayer, el repartidor de material para imprenta (rollos especiales de papel y otras cosas) le llamó para decirle que hoy podría llevarle varios bultos.
Perfecto, Javier no tiene ni que desplazarse a la tienda para que el repartidor deje el material.
Cuando el repartidor estaba frente a la puerta, le envió un mensaje. Javier pulsa el botón de abrir las dos puertas a la vez y primero sube la persiana. Cuando está arriba, la puerta se abre. Javier puede ver en su móvil o en la misma pantalla del ordenador desde el que está trabajando que la persiana se ha abierto. El repartidor entra al local, deja el material y sale por la puerta. Avisa a Javier nuevamente y éste pulsa ahora el botón de bajar la persiana. La persiana se cierra y le envía un mensaje a Javier de que se ha cerrado correctamente. Todo bajo control.
Esta es una de las varias opciones que tenía Javier de solventar la situación sin moverse de casa. Otra opción sería enviar al móvil del repartidor una llave web válida para dos horas de la mañana de hoy o válida para solo dos veces: una para abrir y otra para cerrar. Fuera de estos intervalos la llave ya no sería operativa, no hay problema con que se pueda abrir la semana que viene por ejemplo. Además, la llave del repartidor tiene limitación de distancia, cosa que no tiene la de Javier: el repartidor tiene que estar cerca del local para abrir.
En definitiva, nuestro sistema es tecnología que te puede facilitar la vida. Y en estas extrañas circunstancias se está demostrando que la tecnología es fundamental en nuestras vidas.
Ólvidate del arcaico mando, abre con tu móvil. Pero cuando pase todo esto. Ahora quédate en casa.
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