Decíamos en una entrada anterior que los mandos a distancia para abrir puertas no eran seguros en absoluto porque se podían copiar muy fácilmente. Bien, pues tenemos una alternativa: las llaves NFC.
Estos sistemas de apertura funcionan acercando una tarjeta a un dispositivo que, al detectar un código que lleva la tarjeta, acciona la puerta. La distancia a la que operan es muy corta, máximo unos 20 cm.
¿Son cómodas? Bueno, sí, no tienes que estar forcejeando con una llave “de verdad” en el cerrojo; acercas la tarjeta al lector y ya está.
¿Son seguras? Pues…. No. Para nada. Si pierdes la llave y la encuentra otra persona, nada le impide acercarla al lector para abrir la puerta. ¿Y si la pierdes lejos de la puerta? Entonces, si nadie puede relacionar la llave con la puerta, no hay problema. Sólo hay que desarrollar el hábito de perder las cosas lejos de la puerta.
¿Se puede copiar? Sí. De forma facilísima. Mucho más fácil incluso que copiar un mando a distancia. Con un aparato que venden en Aliexpress y que vale menos de 10€, puedes copiar una llave NFC (si opera a 125kHz, como la mayoría de estas llaves) a una distancia de 6 cm. Es decir, pueden copiar una llave sin quitártela del bolsillo. Cierto: hay que ser habilidoso para copiarte la llave a una distancia tan corta, pero ser habilidoso es un rasgo que se da mucho entre los ladrones y gentes de mal vivir.
Pero que no cunda el pánico: en las instrucciones de uso de estos aparatos ya te indica claramente que no lo uses para hacer copias ilegales. Nos quedamos mucho más tranquilos.
Maldita sea. ¿No hay nada que sea cómodo y seguro para abrir puertas? Sí, echa un ojo a nuestro sistema. Abres desde tu teléfono móvil y no te lo pueden copiar.